Tu compañía me alivia.
Jungkook definitivamente tenía el corazón roto al verlo, Jimin se había aferrado a él y no lo soltó en ningún momento, incluso cuando Zico llegó por ellos y debían acomodarse en sus respectivos asientos, Jimin lloró porque no quería estar lejos de su alfa, así que él no pudo resistirse a llevarlo en su regazo.
Al llegar al edificio fue exactamente lo mismo, el omega caminó por si mismo hacia el departamento pero sus manos estaban aferradas al brazo de Jungkook mientras lloraba bajito, ahora estaban en el nido, ambos recostados y Jimin escondiendo su nariz en el cuello del ojiverde que estaba preocupado, demasiado preocupado; ni él ni su lobo sabían como quitarle el miedo.
—Bebé, debes dejar de llorar —pide bajito temiendo molestarlo—, vas a enfermar, tu cabeza dolerá —acariciaba su espalda con cariño para tratar de que su llanto parara pero no lo hacía, no era igual de desgarrador que al inicio pero las lágrimas seguían bajando y de vez en cuando hipaba por aire.
—Es que no puedo —Jungkook notó que su respiración volvía a acelerarse—, no quiero llorar pero no puedo, tuve tanto miedo y no supe defenderme, soy un tonto.
—¡Oh, ven acá! —lo acercó aún más a su pecho, si es que se podía, y liberó su aroma, buscando frotar su mejilla contra cada espacio de cuerpo disponible que encontraba, su lobo rugía por marcar a Jimin, por calmarlo y cuidarlo de todo el sufrimiento que Dayun le provocó—. Ella tenía un arma, no podías hacerlo.
—Claro que puedo —empuja a Jungkook un poco—, soy muy capaz de defenderme solo que ella, ella me asustó mucho y... —su garganta volvió a cerrarse—. Estuve tan asustado de no volver contigo y no...
—Shh —acarició su cuero cabelludo con una de sus manos—, eres completamente capaz de defenderte, amor, lo sé y no dudo de eso ni un poco, eres tan fuerte y valiente —besó su frente y buscó la mirada azulada, le dolió no ver el brillo de siempre en ella—. Pero tenías la guardia baja, ella fue la culpable de esto.
—No, el culpable fui yo —niega y oculta su rostro tras sus manos—. Yo te insistí, no debí hacerlo, debí dejarlo pasar porque sé que ella no es una amenaza, nadie lo es y aún así quise que hablaras, insistí con lo mismo y todo llegó muy lejos —su lobo se sentía pésimo, estaba acostado en las profundidades de su alma con la cola baja y enrollado en si mismo por la pena y tristeza.
—Llegó a ese punto porque ella tiene una obsesión, tan vez yo debí notarlo antes o tal vez, debí hablarle de forma diferente, pero no es tu culpa, nada es tu culpa.
—Ella...
—Ya no hables de ella, cielo —lo sujeta por las mejillas—. No vale la pena, no llores más, por favor —suplica porque su pecho duele de la misma forma que el del ojiazul.
—T-Tú la enojaste, le ru-rugiste —llora más fuerte y aferra sus manitas a la espalda del mayor—. Sé que odias hacerlo y lo hiciste por mi culpa, lo siento mucho —su mejilla se frotaba contra el pecho del otro tratando de bañarse en su aroma, buscaba calmarse pero no podía—. L-Lo siento mucho.
—Ángel, basta —lo obliga a mirarlo al tomarlo por las mejillas, comienza a lamer las lágrimas con desesperación porque seguían bajando a chorros—. No te culpes más, esto no es culpa tuya, tú solo me pediste que hablara con ella porque eso debía hacer, no llores más.
—No qui-quiero ser un llorón, te juro que intento parar pero no puedo —Jungkook unió sus labios sin movimiento alguno solo un toque que trataba de calmar al omega, fue duradero y tranquilo, los sollozos se detuvieron y con el paso de los segundos Jimin se concentró solo en la linda sensación de los labios de Jungkook sobre los suyos.
—Está bien llorar pero tu cabeza dolerá, amor —besa sus mejillas y su nariz en un gesto tierno—, calma, bebé —acomoda su flequillo y desliza sus dedos por el rostro de Jimin, suaves caricias que lo tranquilizan.
—No quiero que me veas como un cobarde, l-lo siento —cierra los ojos y las lágrimas se detienen ante los besos tranquilos que el mayor está dejando en su rostro, suspiros de relajación se escapan de sus labios.
—Nunca te vería como un cobarde, no lo eres, eres el más precioso, valiente, fuerte e inteligente omega que he conocido en mi vida, eres perfecto, amor —besó su barbilla y acarició la zona besada con la punta de su nariz, Jimin cerró los ojos con tranquilidad—. Eres tan perseverante y decidido, eres fuerte y amo que nunca te he visto lamentarte con otras personas, amo que me tengas la confianza para ser sensible y demostrar tu lado cariñoso o temeroso, eres perfecto tal como eres, eres auténtico y llorar es parte de ser humano, más cuando pasaste algo como lo de hoy, te prometo que voy a mantenerte a salvo para que no debas llorar de nuevo, bebé —escondió su cara en el cuello del menor y un gruñido lento y vibrante se sintió en su pecho, Jimin se abrazó a él con más fuerza—. Voy a cuidarte de todo porque eres mi omega y yo soy un alfa que cuida de ti, nací para eso, mi alma está diseñada para servirte, protegerte y evitar tu sufrimiento, Jim.
—No me gusta llorar, no me gusta que vean que las cosas que me hacen me afecten y no me gusta sentirme tan indefenso por otros —enreda su nariz entre los rizos del mayor y aspira el aroma de su shampoo—. Sé que contigo puedo ser yo mismo y puedo refugiarme en ti cuando lo necesito y es lindo saberlo, eres mi paz y con simplemente tenerte a mi lado me alivio, pero me gusta expresar mis miedos y sentimientos porque te amo y me das esa confianza, lamento llorar tanto, sé que es malo pero tenía mucho miedo —Jungkook salió de su cuello luego de dejar un beso sobre la marca y le miró a los ojos—. Sé que me cuidas y que nada va a pasarme mientras tú estés a mi lado y te amo mucho por ello.
—Te amo, angelito —besó su frente con cariño y lo acercó a su pecho para acurrucarlo ahí y envolverlo con sus brazos, proporcionarle la seguridad que tanto prometía.
—Sin embargo... Aún me siento culpable —suspira llenándose del aroma del otro—. Va a estar en la cárcel, le puede pasar algo ahí, tú usaste tu voz con ella y yo... —sintió a Jungkook frotar su mejilla contra su cabello, el tabaco se hizo más fuerte y el nudo que nuevamente se estaba formando en su garganta se disipó, una mano del mayor se deslizaba por su costado y la sensación era cálida y relajante.
—Usé mi voz con ella porque te atacó y casi te hiere, nadie puede hacer eso, amor —deslizó su palma por la espalda del omega y siguió hablando con tranquilidad—. Y si está en prisión o en un hospital es porque ella tiene que estar ahí, lo merece.
—Pero si está enferma y la envían a prisión la pueden dañar —tuerce la boca con preocupación aunque el mayor no pueda ver sus gestos.
—Eres un verdadero ángel, amor —sonríe un poco—. Es probable que en este momento ella esté en un hospital para hacerle las pruebas necesarias y determinar su estado mental, pero no debes preocuparte por ella, te amenazó, pudo matarte —ahora él era el molesto y con una opresión en el pecho al recordar que su pequeño estuvo a punto de recibir una puñalada en el cuello—. No merece tus lágrimas y ciertamente tampoco tu preocupación.
—Trataré de dejar de pensar en eso —se hizo un silencio cómodo entre ellos, Jungkook frotaba la espalda de Jimin y este disfrutaba de las caricias que su alfa le proporcionaba, Jungkook se acercó a su cuello y comenzó a formar círculos con la punta de su nariz, el omega sentía su respiración chocar en su piel pero eso solo lo hacía suspirar tranquilo, estuvo a punto de dormirse hasta que recordó que él debía visitar a su hermana para charlar con ella sobre su próxima cirugía pero para ser sincero consigo mismo, no tenía ánimo suficiente para salir de casa—. Debo llamar a Hye —sus palabras siendo amortiguadas por los cabellos rizados del mayor que aún olfateaba y acariciaba su cuello.
—Mhmm —emitió el sonido pues no había puesto verdadera atención a las palabras al estar ocupado en disfrutar de la fragancia y suavidad de su omega.
—Kook, necesito llamarla ahora para poder dormir después —sonrió un poco, lo más que su estado anímico le permitía.
—Si, lo siento —se levanta un poco aún con demasiado sueño mientras el omega se busca el celular en los bolsillos, una vez que lo tiene en la mano Jungkook volvió a olfatear su cuello haciéndolo reír—. Amo como hueles, siempre hueles delicioso —beso su piel con cariño.
—Tú también hueles muy rico, lobito —comenzó a presionar la pantalla de su móvil hasta que encontró el número de su casa y oprimió la opción de llamar.
—¿Te molesta si me quedo aquí? —cuestiona el alfa posicionando su cabeza en el pecho del menor—. Eres muy cómodo y necesito olerte —el omega rió.
—Me molestaría si te fueras —besa su cabeza y regresa su atención al teléfono cuando una voz lo interrumpe.
—¡Hola, cachorro! —saluda la que Jimin reconoce de inmediato como su madre.
—¡Hola, mami! —responde con un intento alegre que solo Jungkook es capaz de desenmascarar pues aún percibía la tristeza en él—. ¿Cómo han estado?
—Muy bien cielo, ¿y ustedes? Te escucho un poco triste —bueno, tal vez no solo Jungkook puede descifrarlo, pero su madre siempre será su madre; la que es capaz de averiguar cualquiera de sus sentimientos sin verle a la cara.
—Es que extraño mucho a Tiza —miente y al parecer su madre lo cree porque suelta una risa encantadora.
—¡Esa traviesa! —niega aunque su hijo no pueda verlo—. Mordió un zapato de tu padre, aún puede usarse pero las marcas son graciosas —ríe contagiando a su hijo.
—Dile que le regalaré dos pares en su cumpleaños y que lo lamento mucho —se disculpa entre risas, su mano libre acariciaba los rizos de Jeon de manera lenta.
—No te preocupes, tu padre ni siquiera se inmutó, es más hoy se colocó ese par de zapatos para ir a la oficina, ¿no lo viste? Creí que irían un rato.
—Si fuimos pero estuve todo el rato en la oficina de Kook —de nuevo miente ya que no tuvo tiempo de salir a visitar a su padre al estar muy ocupado lidiando con la furia que Dayun desataba en él y luego llorando por el terror que ella misma le provocaba—. Igual lo veré el lunes, charlaré con él después —resta importancia para desviarse de sus mentiras—. Mami, ¿Hye está por ahí?
—Está despidiendo a sus amigos.
—¿Qué? —cuestiona sorprendido—. ¿Escuché lo que creo que acabo de escuchar?
—Si, desde ayer estuvo mucho más feliz, y hoy decidió traer dos amigos a casa para jugar con Tiza.
—¡Eso es genial! No puedo creerlo —la sonrisa era enorme y Jungkook se sintió tranquilo al ver que era genuina.
—Lo sé, ha estado algo nerviosa incluso con esos chicos aquí, sabes que la cirugía le aterra pero es un gran avance que los haya invitado —sonríe al ver a su hija acercarse en su silla de ruedas—. Está llegando, te la pasaré, te amo cachorro.
—Y yo a ti, mami —sonríe al escuchar las palabras de su madre—. Y salúdame a papá también.
—Claro, adiós —escucha que Sunhwa le pasa el teléfono a Shinhye y un suave—: Es tu hermano, ¿a quién más le diría cachorro? —seguido de una risa.
—Hola, Minnie —la voz risueña de su hermana se hace presente y eso hace al omega sonreír, la chica nunca se ha caracterizado por ser demasiado alegre, incluso antes de su accidente, siempre fue reservada y seria; es por eso que creen que será una alfa.
—Hola Hye —responde—. ¿Has cuidado bien de mi pequeña Tiza?
—Si, o bueno, el tiempo que se deja ver —ríe en la bocina—. Se esconde la mayoría del tiempo y no quiere salir al jardín, Jim.
—Eso es porque estuvo encerrada en el departamento desde hace semanas, le aterra salir porque la abandonaron, estuvo sólita por vario tiempo y el exterior debe traerle malos recuerdos, cielo —explica con suavidad mientras sentía que la respiración de Jungkook se acelera un poco y sabe que es el trago amargo que a ambos les trae el recuerdo de la pequeña perrita en una caja que apenas y podía cubrirle del frío, pasando hambre y penas.
—¿Entonces nunca va a salir?
—Claro que lo hará, pero tendrá que acostumbrarse poco a poco, mientras más enfrentemos nuestros miedos se hace más sencillo.
—No siempre es así —Jimin puede escuchar la tristeza en su voz—, a veces no sirve de nada enfrentarte a tus miedos y solo lo haces en vano.
—Supongo que ya no hablamos de Tiza —responde con un tono perspicaz.
—No pediste hablar conmigo para hablar de ella —dice con tono cansado—, eso pudo informártelo mamá, sabes que llamaste para hablar conmigo, siempre lo haces.
—Y tú sabes que lo hago porque me preocupas.
—Lo sé —la menor asiente y cambia el teléfono a su otro oído—, estoy cansada y tengo miedo Jim, ahora estoy más feliz y acostumbrada a ésto, ¿qué tal que la cirugía no sale bien o me vuelvo a decepcionar?
—Pues lo vuelves a intentar —dice con simpleza.
—Tú no lo entiendes —niega con los ojos llenándose de lágrimas—. Cada cirugía es como volver atrás y tener que estar en cama esperando a que la herida cicatrice y después las terapias... Es muy doloroso.
—Podríamos dejar de intentar, es tu decisión y tú sabrás qué hacer, pero no quiero que estés triste al respecto, si tú ya no quieres seguir lo comprenderemos, haremos lo que tú quieras para no verte triste, linda.
—¿Qué dice el doctor Min al respecto?
—Él cree que ésta cirugía te traerá un gran avance, dice que si todo sale como él espera caminarás de a poco y con algo de dolor en unos meses.
—Entonces no van a operarme por algún tiempo —cuestiona con un poco de alegría, cada cirugía le causa dolor y a veces no puede recuperarse al cien por ciento de una porque están preparándola para la siguiente.
—Al menos no en 8 o 10 meses.
—Entonces lo intentaré, pero si no veo nada de avance será la última —la convicción era clara y el corazón de Jimin se rompió un poco haciendo que Jungkook acariciara su pecho con la palma de la mano para evitar que su ritmo cardíaco se acelerara por la preocupación, a veces le sorprendía lo rápido que el alfa captaba sus emociones por el lazo, a veces las notaba antes que él mismo.
—Está bien, linda —resignado asiente aunque la menor no pueda verlo—. Haremos las cosas como tú quieras pero quiero que estés tranquila mientras llega la cirugía, sabes que todos estaremos para ti y vamos a ayudarte en tu recuperación, te amamos y queremos solo lo mejor para ti —suspira antes de decir lo siguiente—, y si tú crees que lo mejor es no seguir intentándolo lo entenderemos.
—No quiero que todo lo que han hecho sea inútil, pero cada vez siento que estoy más y más lejos de poder caminar y es cansado, perdón —no quería decepcionar a su familia, hecha a la basura cada uno de los esfuerzos que han hecho, pero hay puntos decisivos en su vida y a pesar de tener a penas 12 años, la menor cree que ese es uno de esos momentos, está cansada y simplemente no quiere seguir agotándose y agotando a su familia con ella.
El último tiempo aprendió a valorar más su condición, a darse cuenta que no necesariamente se terminó su vida o su desarrollo, puede crecer y adaptarse, ser alguien y no amargarse por algo como su accidente, sabe que aunque la próxima operación no salga como espera ya no se deprimirá tanto al respecto.
—Nosotros hacemos todo porque te amamos, te comprendemos y sabemos que ésto es difícil, todos sabíamos que las posibilidades eran complicadas y nunca nos molestaríamos por eso.
—Te prometo que voy a estar bien, pase lo que pase soy muy feliz, Minnie —sonríe un poco y su hermano puede imaginar su media sonrisa.
—Me alegra escuchar eso, enana —sonríe también pero la nostalgia se hace presente acompañando a la tristeza, sigue sin asimilar que su hermanita tal vez no vuelva a caminar, antes tan solo se aferraba a las probabilidades que las cirugías les otorgaban pero ahora, cuando Shinhye ha puesto un punto final a sus posibilidades todo se siente mucho más pesado, ahora debe rogar al cielo porque esta operación funcione y si no, tendrá que aceptar que una mala persona le quitó la oportunidad de caminar a su pequeña hermanita, sabe que eso no es un impedimento para ella pero el pesar de que una niña de 12 años tenga que cargar con esa clase de retos hace que su corazón duela, Jungkook suelta su aroma y restriega su mejilla contra el pecho del menor al sentir su preocupación.
—Te lo juro Jim, estoy mucho mejor ahora que hablaste conmigo y también he estado saliendo más con mis amigos, me di cuenta que no debo amargarme del todo, tengo miedo y mucho pero trataré de calmarme hasta entonces.
—Te amo, Hye —sonríe al escucharla tan madura y decidida—. Nunca lo olvides y deja de crecer tanto y tan pronto —ahora comprende un poco a su padre y la nostalgia que lo embargó al enterarse de su marca; ver lo mucho que su hermana ha madurado en solo dos años es aterrador y enorgullecedor a partes iguales.
—Y yo a ti, ahora voy a colgar porque debo encontrar a Tiza.
—¿Está perdida? —sonríe un poco al saber que así es la pequeña cachorra, suele esconderse y desaparecer por largos ratos pero aparece luego con alegría y entusiasmo moviendo la cola y ladrando a quien se le ponga enfrente para jugar.
—Por supuesto que lo está, solo está a mi lado como cinco segundos antes de correr y esconderse de nuevo —ríe—. Te prometo que la cuidaré bien.
—Lo sé, te veré luego, dale muchos abrazos y besos a mi pequeña.
—Hasta luego, Minnie —la llamada finalizó ahí y Jimin se acurrucó más cerca de su alfa, buscando su calor y confort, se siente mucho mejor después de hablar con su familia, pero sigue teniendo esa amargura en la garganta que hace que su pecho sienta una opresión melancólica.
—¿Tiza está bien? —pregunta el alfa una vez que el castaño se ha escondido en el hueco entre su cuello y su hombro, lo siente afirmar con la cabeza—. ¿Tú estás bien?
—Si, solo un poco abrumado por todo lo ocurrido durante el día pero tú me alivias siempre —mueve su rostro un poco rozando su nariz con la piel ajena.
—Me alegra saber que lo hago, precioso —lo aprieta más a su cuerpo y siente sus suaves respiraciones que con el tiempo se hacen más pacíficas indicándole que su alma gemela ha caído en los brazos de Morfeo. Jungkook sabe que Jimin está triste pero también sabe que puede remediar eso; a su pequeño niño le encantan las sorpresas y con eso en mente decide adelantar un poco los planes que tenía preparados para el fin de semana.
✧✦✧
Era miércoles por la mañana y Jungkook despertó temprano como siempre, la noche anterior tuvo que alistar todo con la velocidad máxima, en cuanto su omega se durmió, puso manos a la obra mandando mensajes para recibir algo de ayuda y alistando las cosas necesarias para la sorpresa con la que piensa alegrar el corazón de su amado chico.
Salió temprano del nido para prepararse y preparar las cosas que Jimin y él necesitarían durante los próximos dos días, metió ropa a una maleta y tomó algunos artículos que tenía ocultos en lo más alto de su closet donde su precioso amor no alcanzaría a tomarlos y descubrir sus planes. Tomó su teléfono y caminó hacia la sala de estar para ordenar comida de la cafetería que días antes había visitado con Jimin, supo que el chocolate caliente que le sirvieron fue el favorito del omega en cuanto lo probó, ordenó algunas otras cosas del lugar y luego llamó a la floristería para pedir un ramo de los narcisos blancos y amarillos más lindos que tuvieran acompañados de algunos muscaris lilas. Esperó pacientemente a un lado de la puerta por treinta minutos hasta que su orden llegó, seguía sintiendo a Jimin tranquilo así que debía seguir durmiendo como lo esperaba
Caminó a la cocina y puso la comida sobre un plato adecuado, colocando todo en orden sobre una bandeja para finalizar con el ramo de flores a un costado, tomó la bandeja entre sus manos y subió cuidadoso de no derramar nada, entró a la habitación del nido. Colocó la bandeja sobre el buró para después caminar hacia el costado opuesto y agitar suavemente al omega que estaba plácidamente dormido contra la almohada del alfa aferrándose a su fragancia.
—Ángel, es hora de despertar —sonríe al ver que éste se remueve molesto sobre el colchón, rió cuando el menor se zafaba de su agarre para alejarse de sus movimientos y poder seguir durmiendo—. Eso es trampa, no puedo entrar al nido para despertarte.
—Por eso lo hice —sonríe un poco con los ojos cerrados—. Es demasiado temprano, el sol aún no brilla lo suficiente —abre un ojo para tratar de ver la iluminación de la habitación a través de la ventana.
—Sé que es temprano pero te tengo una sorpresa —menciona sabiendo que eso funcionará. De inmediato los dos ojos azules le miraban desde el colchón, el omega abrazaba la almohada de Jungkook con fuerza y restregaba su rostro en ella para disfrutar cuando desprendía el olor a tabaco y la tierra mojada.
—¿Cuál sorpresa?
—Lo que la hace una sorpresa es que no sepas de qué se trata —ríe al ver el ceño fruncido de Jimin—. Además tú quieres seguir durmiendo, no te interesa tanto —dice sarcástico y haciendo un puchero con falsa tristeza.
—Estoy despierto, te lo juro que lo estoy —el corazón de Jungkook late contento al sentirlo tan emocionado.
—Bueno, te adelantaré un poco —sonríe en grande mostrando su sonrisita y sus ojos brillantes—. Detrás de ti está la primera parte, mi amor —Jimin gira y por primera vez ve la bandeja llena de comida y las flores.
—Son preciosas, Kook —lleva el ramo cerca de su cara para apreciar el olor y acaricia los pétalos con delicadeza para no dañarlas.
—Sé que no te gusta que estén cortadas pero es parte de la tradición y debía cumplir al menos ésta vez —Jimin ladea el rostro al no comprender—, y traje el desayuno hasta tu cama porque es lo que se hace el primer día, te atiendo y te mimo como lo que eres, el rey de mi vida, mi mente y mi corazón —la sonrisa de Jimin creció y sus ojos se iluminaron ante las palabras que el mayor le decía.
—Ricitos...
—Es algo tarde y será muy muy pero muy apresurado pero voy a cortejarte como lo solicité hace algún tiempo —sonríe al ver los ojos humedecidos del castaño—, y antes de que me digas que no es necesario, si lo es, quiero demostrarte y demostrarme a mí mismo que soy digno de ti, que haría cualquier cosa para verte feliz y aunque voy a seguir cortejándote toda la vida, quisiera hacer algo bien, algo específico y tradicional para demostrar que eres el amor de mi vida.
—Te amo demasiado —ladea el rostro para verle con adoración y limpia la lágrima que bajó por su mejilla, Jungkook siempre le hacía olvidar cualquier cosa mala o negativa de su vida, estar con el alfa era como si dejara de existir el mundo y solo se enfocaba en la felicidad y alegría que el rizado le provoca.
—Y yo a ti omega —sonríe en grande cuando Jimin palmea la cama a su lado dándole permiso de entrar—. ¿Te gustaron las flores y el desayuno? —el menor observa a detalle la bandeja que ahora tiene sobre las piernas.
—Me encanta, muchas gracias, alfa bonito —gira el rostro para sonreír en grande hacia su amado y éste deja un suave beso sobre sus labios haciéndolo suspirar—. Pero ya habías iniciado el cortejo, la flor de vainilla fue el primer día —señala las flores.
—Lo sé, pero éstas son como un reinicio, por eso pedí tus favoritas y no unas que te representaran.
—Las amo, son preciosas —dirige su mirada al ramo que descansa sobre la cama.
—Me alegra que te gusten —sus ojos demostraban que realmente estaba orgulloso de hacerlo feliz—, ahora come —dobla sus rodillas para abrazarlas a su pecho y mira con ilusión al omega, una sonrisa se ve amortiguada porque su labio inferior está siendo apresado con nerviosismo entre sus dientes, Jimin toma un poco de la comida y la lleva a su boca con alegría al ver la impaciencia de Jungkook—. ¿Te gustó? No la preparé yo pero sé que te gusta y por eso la pedí pero si no te... —una risa lo interrumpió.
—Me encanta, deja de estar nervioso —niega aún riendo—. Ven a comer y deja de mirarme como si fuera un juez o algo parecido.
—Yo no voy a comer, estoy demasiado emocionado y nervioso, tal vez vomitaría o algo parecido —niega con los ojos muy abiertos, y a Jimin le recuerda a la emoción de un pequeño cachorro al hacer algo por primera vez, casi puede compararlo con una Shinhye de 6 años cuando se le informó que la llevarían al parque de diversiones y preparó su ropa desde una semana antes del ansiado evento.
—Debes comer —reprochó al alfa con la mirada.
—Me haré un bobo licuado como los que tomaba cuando desperté, son asquerosos pero ligeros y eso no me provocará náuseas —le resta importancia y hace una mueca ante el recuerdo de la bebida—. Ahora come porque nos espera un día muy ocupado —deja un sonoro beso en la mejilla de Jimin y sale rumbo a la cocina para preparar lo dicho.
✧✦✧
Ambos estaban en la camioneta y Jimin estaba nervioso por saber de qué se trataba la otra parte de la sorpresa, el cortejo es algo extenso, por lo general dura aproximadamente un mes pero durante su desayuno Jungkook le explicó que trataría de hacer cada una de las formalidades del cortejo en los próximos dos días. Jungkook conducía, muy precavido como siempre, por la carretera mientras el omega que viajaba en el asiento de copiloto se dedicaba a ver el paisaje que cada vez se hacía más boscoso.
—¿A dónde vamos? —cuestiona con la esperanza de obtener alguna pista o información de su destino.
—Cachorrito desesperado, ya te dije que es una sorpresa —sonríe sin despegar su mirada del frente, agradeciendo que sea de día y que no haya más automóviles cerca porque así su lobo puede estar tranquilo al saber que están alejados del peligro, o al menos de la mayoría de los riesgos.
—Pero podrías darme una pista —se inclina hacia Jungkook lo más que el cinturón de seguridad le permite y pestañea rápidamente con los ojos brillantes para suplicarle—. Por favor.
—Mmm lo pensaré —sonríe burlón.
—Por favor —junta sus manos en súplica y observa el perfil del mayor con impaciencia.
—Bien —se rinde ante su ternura—. Una parte del cortejo dice que debemos estar en contacto con la tierra y la naturaleza, eso usualmente implica acampar por un par de días en el bosque —los ojos azules brillaron de emoción al saber que Jungkook estaba siguiendo el cortejo de la casta pura, eso solo indicaba que su alfa estaba aún más comunicado con su lobo y no podía ser más feliz por ello—. Sin embargo, soy bastante torpe cuando se trata de cosas como sobrevivir en el exterior y no puedo arriesgarte a algo como un animal o cosas similares, así que te estoy llevando a la cabaña familiar y ahí estaremos los siguientes dos días —el omega rió un poco.
—Kook, no va a comernos un oso, fui niño explorador y puedo cuidarnos a ambos en un campamento.
—¿De verdad lo fuiste? —el menor asiente y el corazón de Jungkook revolotea al imaginar a su precioso niño vestido como un scout y aprendiendo todo lo necesario para acampar—. Eso es muy lindo y sé que puedes cuidarnos a ambos, sin embargo estos dos días debo ser yo quien te provea de cuidados y atenciones, precioso omega.
—Eres el mejor alfa del mundo y creo que te lo digo diario pero es que... ¡demonios! eres perfecto —alcanza a besar su mejilla rápidamente.
—No me cansaré de escucharte cuando dices esas cosas lindas de mi, mi lobo se siente orgulloso y yo aún más —la camioneta avanzó otro poco y Jeon pudo señalar la cabaña a la que se dirigían—. Es esa —señaló hacia el costado a una casa de madera alejada de la carretera, apenas podía verse a través de los árboles, tomó una curva de el camino para adentrarse al lugar.
—Es bellísima —dice sorprendido al ver que la casa parecía ser triangular, pero esa idea se despejó al ver que detrás de la fachada, escondida entre los árboles, se encontraban más partes de la casa que demostraban que era solo una ilusión, Jimin no sabe mucho de arquitectura o diseño pero está seguro de que sus ojos consideran que es una casa muy bella.
—Solíamos pasar los veranos aquí desde que tengo memoria, pero el pasado no vinimos porque bueno, al parecer me dormí por más tiempo del esperado —bromea haciendo que Jimin ruede los ojos con diversión—. A unos metros hacia dentro hay un lago y el pueblo más cercano está a unos cinco kilómetros.
—¡Qué divertido! —sonríe mientras escanea cada parte del lugar ahora que la camioneta ha estacionado, puede ver cada uno de los árboles tirando la cabeza hacia atrás para alcanzar a ver la parte superior de ellos pues son muy altos, puede ver una mesa de madera a unos cuantos metros de ellos y un columpio hecho con una llanta y una soga, puede imaginar perfectamente al pequeño Jungkook divirtiéndose ahí—. Esto es muy bonito —sus ojos brillaban al ver la naturaleza rodearlos y no escuchar nada más que algunos cuantos pájaros cantar a la lejanía, el silencio reinaba y era tranquilizador.
—No más bonito que tú, por supuesto —Jimin negó con una sonrisa ladina y las mejillas sonrojadas.
—¡Basta! Sabes que me sonrojo por todo —cubre sus mejillas con las manos y se acerca al pecho del mayor para que este lo rodee y le bese la frente.
—Y a mi me encanta verte rojito y tan bonito como siempre —aprieta más su abrazo y continúa con la charla—. Vamos a entrar, acomodaré las cosas en la casa para luego decirte lo que haremos —el omega asintió emocionado separándose para ayudarle a bajar el equipaje que llevaban en la cejuela de la camioneta—. No, tú ve entrando a la casa, bebé —le entrega las llaves—, es la que tiene cubierta roja —sonríe ante la imagen de su omega feliz, caminando hacia los escalones de la cabaña y entrando a ella, le alegra haber hecho algo bien porque durante toda la mañana no ha sentido ni un ápice de tristeza en su chico, espera que sea igual durante el resto de su estadía aquí y que todas las sorpresas que le tiene preparadas le hagan sonreír.
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